En un día como hoy, en que muchos están de huelga y otros muchos no, me pregunto hasta qué punto cada trabajador ha podido hoy decidir, en libertad y conciencia qué quería hacer...Más que nada, porque el argumento que me daba mucha gente para no ir hoy a la huelga era que no podían permitirse el descuento económico que suponía un día de huelga.
Ser adulto conlleva ventajas, pero también una gran responsabilidad para la que, se supone, nos prepara la educación recibida en las aulas y la que nos proporciona nuestra propia familia... no obstante, todos tenemos serias lagunas en uno u otro (o en los dos) ámbito, y llegamos a tomar decisiones totalmente aleatorias...
Entre esas decisiones, está la de a qué partido votar, si hacer huelga o no y una ristra de temas en los que participamos sin saber con claridad qué estamos haciendo... y el que diga lo contrario miente.
Porque votar a un partido en las elecciones en conciencia y libertad absoluta, debería suponer leerse su programa completo y saber al dedillo qué van a hacer... y yo jamás lo he conseguido, pues aunque lo intento, nunca consigo los programas completos, (ya se encargan los partidos de no facilitarlos) y con los panfletos publicitarios poco (o nada) se puede hacer, pues son versiones edulcoradas y populistas de los programas originales....
Y hacer o no hacer huelga, debería conllevar igualmente haberse leído los argumentos de los sindicatos, tener claros todos los puntos de la nueva ley del trabajo, saber hasta qué punto nos afecta y valorar si la huelga es o no la mejor medida en tiempos de crisis...
...Pero es que nadie dijo que ser libres era fácil... las revoluciones nos enseñaron que la libertad era necesaria pero ¿fácil?... Todos tenemos el derecho a votar o decidir muchas cosas para las que no estamos preparados, no obstante esto no impide que decidamos o votemos... y es que, además de convencionalizarnos, cuando nos hacemos mayores, tenemos mucho más poder en nuestras manos del que somos capaces de asumir...
